☀️El 2019 fueron nuestras primeras vacaciones comenzando esta aventura de convertirnos en mapadres. Pichilemu. Tenía como 8 semanas de embarazo y me sentía pésimo. Muchas nauseas. Mucho asco. El Ale ya no sabía que podía cocinar para que yo pudiera tolerar el olor. Estaba recién comenzando con mis inyecciones de anticoagulante y todavía me daba mucho nervio ponérmelas. A pesar de eso, estábamos emocionados de lo que estábamos viviendo, que para ese entonces era un secreto solo de los 3
⛈Vacaciones 2020. No sé que hicimos. Me imagino que nada más que sobrevivir al calor de Santiago en el departamento. Estábamos en nuestro quinto mes de puerperio y no lo estábamos pasando nada de bien. Estábamos reventados. Insoportables. El tema del sueño con Uri estaba en su peak de complejidad. Nos estábamos llevando como el forro entre el Ale y yo. Recuerdo que me desahogaba día por medio con mis amigas, y una parte mía de verdad estaba muy asustada pensando que nuestra relación (amorosa) tambaleaba en serio
🌈Vacaciones 2021. Anheladas vacaciones. Después de este año encerrados necesitábamos escapar donde fuera. Y ya con muchas menos expectativas que los años anteriores nos fuimos a Maitencillo. Y Gozamos. Realmente fueron 10 días conectados con el disfrute en todas sus dimensiones: disfrutamos nuestra mapaternidad, disfrutamos a nuestro hijo que está en una edad exquisita, disfrutamos el aire limpio, el mar, el comer todos juntos sin mucha restricción. Disfrutamos retomar nuestros campeonatos de Scrabble con el Ale. Disfrutamos sentirnos nuevamente cerca los dos. Disfrutamos hacer familia. Si hace un año atrás alguien me hubiese dicho tranquila que esto va a pasar y el próximo año van a estar felices en la playa, yo no le hubiese creído ni ni por si acaso! Pero así fue…
El devenir en mapadres es un camino dinámico. Momentos negros. Momentos duros. Momentos tranquilos y otros bacanes y emocionantes. Pero a pesar del torbellino de cambios, que a veces abruma, hay también esperanza… porque las tormentas no son para siempre, y porque tarde o temprano, el sol vuelve a asomar…
Un abrazo,
Nico
