Mucho se habla en torno a la depresión postparto, es una de las grandes amenazas para las mujeres parturientas, y a veces termina siendo casi el único foco de preocupación de los profesionales de la salud. Nos pasan escalas de medición, nos preguntan si nos sentimos tristes (como si fuera la única emoción que existe en el puerperio) y algunas veces, de manera precipitada, nos indican tomar un medicamento. En ese contexto, muchas mujeres me piden ayuda justamente porque están aterradas de deprimirse después de parir. Saben que a sus madres y abuelas les pasó, y sienten que es una sentencia inminente. Además, es bastante sabido que la depresión tiene mayor prevalencia en mujeres que en hombres y que es uno de los cuadros de salud mental predominantes a nivel mundial. Entonces es comprensible el pánico colectivo de sentir “que me puede tocar a mi”, como si una se deprimiera así de sopetón.
El DSM V (un manual de diagnósticos en salud mental), propuso un interesante cambio en su última versión. Y para la sorpresa de muchas, ya no deberíamos hablar de depresión postparto, sino de depresión PERINATAL, porque hace mucho más sentido entender que el desánimo se puede ir produciendo poco a poco, DESDE LA GESTACIÓN. De hecho se dice que el 50% de los episodios de depresión postparto comienzan en realidad antes del parto. Esta nueva mirada, permite entender la depresión como un PROCESO que se va desencadenando conforme vamos viviendo los miles de cambios que implican el tránsito hacia la maternidad. Te invito entonces a abrirte a tus sentidos, a estar conectada contigo y tu sentir, desde que estas comenzando a gestar. La combinación de información y autoconocimiento de nuestro mundo emocional, es una potente herramienta de prevención, porque permite que te des cuenta A TIEMPO si no te sientes bien y así pedir ayuda de forma OPORTUNA.
Se que cuesta asumir que podamos estar deprimidas. Los cuadros de salud mental tienen muy mala fama en nuestra sociedad y la mayoría de las veces nos enseñan a hacer la vista gorda. Pero esta vez te pido que no sea así. Ni por ti, ni por tu hijo, ni por el vínculo que están día a día construyendo entre los dos.
Si te sientes la mayor parte del día triste, desanimada, irritable, con un llanto fácil, con el pecho apretado, sin interés de hacer cosas que antes de gustaban (entre otros síntomas), y con pocas ganas de estar con tu bebe, PIDE AYUDA PROFESIONAL!!! Todas necesitamos pedir una mano en mayor o menor grado y eso esta BIEN y es HUMANO. Por mi parte, aquí estoy, emocionalmente disponible para ayudarte y acompañarte en este proceso de convertirte en la mejor mamá para TU hijo.
Un abrazo,
Nico