Que tema más difícil de hablar para una mujer. Da tanta rabia que lo femenino y la validación de la mujer esté intrínsecamente ligada al cuerpo sexy, al servicio, y que cumple con ciertas tallas y marcos de referencia. Ya con el embarazo comencé a impresionarme de los cambios que iba viendo en mi. Por un parte encontraba alucinante la sabiduría de mi cuerpo, de saber perfectamente lo que tiene que hacer y en que momento hacerlo para gestar una vida. Pero al mismo tiempo me era difícil aceptar que no había vuelta atrás: que la guata me iba a seguir creciendo cada día más, que cada día que pasaba, la posibilidad de que me aparecieran estrías aumentaba, que no sabía si iba a encontrar sostenes que me quedaran bien después del parto (ya era copa D antes de embarazarme), y así miles de inseguridades…
Se que un embarazo llega cuando tiene que llegar, pero ojalá que podamos abrazar ese momento único, de manera más pacífica y amistosa con nuestra corporalidad. Es verdad, no vamos a volver a ser la de antes… No sé si logre volver al peso que tenia antes de quedar embarazada, no sé si desaparezca la linea oscura que atraviesa mi estomago desde el ombligo al pubis, no sé como van a quedar mis tetas una vez termine de amamantar, no sé cuánto pelo se me va a caer, no sé nada de eso, pero al mismo tiempo se todo esto otro:
Mi cuerpo gestó a mi hijo sanito. Mi cuerpo parió a mi hijo, y que sin haberlo hecho nunca antes, supo como hacerlo. Llevo meses alimentando a mi hijo con leche que mi cuerpo produce, y no les explico la satisfacción que esto me genera. Es mi cuerpo el que lo acuna o lo portea hasta que por fin logro dormirlo. Es mi cuerpo el que besa a mi marido agradeciéndole por estar siempre ahí encima. Es mi cuerpo el que me ha hecho sentir una total mamífera y guerrera en estos meses que llevo siendo madre. Gane un cuerpo sabio, un cuerpo que materna y el cual me hace sentir tremendamente orgullosa y más mamífera que nunca.
Las invito a hacer un trabajo interno, de poder, de manera paulatina y respetuosa con nosotras y nuestras inseguridades, ir aceptando y amando lo que somos, para así poder vivir nuestras maternidades con mas disfrute y libertad y no tanto juicio y culpa.
Un abrazo,
Nico
«