La pareja después de la llegada de un hijo

10/02/2020

Mi vida de a dos, era aquella en donde coordinarnos con el Ale y hacer coincidir nuestros gustos y elecciones era tarea bastante fácil. Los tiempos se ajustaban a nosotros. Nosotros decidíamos si queríamos comer en casa o salir, si íbamos en auto o caminando, si nos quedábamos hasta tarde en la cama un sábado por la mañana o si mejor aprovechábamos de hacer actividades que nos gustan. En mi vida de a dos, las discusiones ocurrían espaciadas en el tiempo, y cuando peleábamos, porque el conflicto es parte de la vida, en general era algo pasajero, conversado, sencillamente elaborado y perdonado. En mi vida de a dos, cada uno era los ojos y luz del otro, y vivíamos para hacernos felices mutuamente, para gozar juntos la vida, para comer rico, para jugar scrabble todos los fines de semana, para estar con la familia, amigos, y para estar nosotros solos en nuestra intimidad y a nuestro ritmo.

En mi nueva vida de a tres, nuestra prioridad uno, dos, tres… y mil es nuestro hijo. El foco está puesto casi única y exclusivamente en él. Ya no existe hacer lo que tengamos ganas en ese momento. Ahora nos entregamos al día a día, y la rutina se define según los tiempos de Uri. En mi nueva vida de a tres, casi no hemos podido encontrar tiempo para nosotros dos solos. El scrabble quedó tristemente abandonado en algún closet de la casa. La compra del supermercado ya no incluye botella de vino. Y cuando estamos juntos, la mayoría de las veces estamos en extremo cansados, y por ende, irritables y con poca paciencia… combinación perfecta para que las peleas que antes eran pocas, ahora se hayan multiplicado por diez.

La llegada de nuestro hijo nos ha refregado la postergación en la cara, pero al mismo tiempo nos ha permitido conectar con el amor más puro e infinito que existe, y les prometo que nunca antes en mi vida había sentido algo así. Es indescriptible ver la cara de mi bebe por las mañanas y sentir que lo amo profundamente, y que a pesar de haber tenido una noche del terror, me podría quedar horas mirándolo. Y también me pasa con el Ale. Seguir enamorada de él, considerando que todo a nuestro alrededor se ha vuelto bien desafiante, finalmente hace que nuestra relación se vuelva más sólida, más profunda e incondicional. No se imaginan como me emociono cuando veo a mis dos hombres conociéndose, vinculándose, en las risas y en los llantos.

Asusta sentir que en este momento, como estamos tan inmersos en nuestros roles de madre y padre, nos hemos alejado muchísimo como pareja, pero estoy convencida, y esperanzada, de que con tiempo y paciencia, nuestro sistema familiar se va a ir reacomodando y adaptando, y encontraremos nuevos espacios y nuevos momentos para nosotros dos. Espero que de a poco vayamos encontrando nuestra manera de fluir en esta gran aventura sin retorno que me tocó vivir con el mejor compañero de la vida para mi.

Un abrazo,
Nico

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