Hablemos (un poco) sobre el adultocentrismo

15/10/2020

No nos hagamos los locos. Esta sociedad trata a los niños como ciudadanos de 2 categoría. Vivimos inmersos en una cultura en donde lo que se recomienda y lo que se decide responde al bienestar y comodidad de nosotros los adultos, perdiendo de vista las necesidades de los más pequeños. Los niños en los restaurantes molestan, dar teta en lugares públicos incomoda. Las pataletas públicas son un espectáculo.

Estamos acostumbrados a entender la crianza desde un modelo jerárquico, en el cual el adulto se ubica en una posición de poder. Con tanta distancia, se hace difícil conectar con lo que pueda estar sintiendo, pensando y necesitando nuestro hijo. Y así, la crianza se convierte en tarea más que hay que cumplir, una imposición aburrida que se siente como una pérdida de tiempo o un obstáculo para otros proyectos que “realmente importan”. Se pierde el disfrute cotidiano de estar juntos construyendo un vínculo, porque nos cuesta ver a los niños desde sus propias perspectivas, empatizando genuinamente con ellos. Como me dijo una paciente, “Me di cuenta que mi hijo no es una planta. No basta con que lo deje ahí en el suelo, jugando. Me necesita a mi, necesita jugar conmigo, conmigo sentada a su lado”.

Y lo peor de todo, es que se terminan poniendo en riesgo las infancias porque se justifican y validan los malos tratos, traducidos en: “aquí mando yo, se hace lo que yo digo y punto, te recomiendo una cachetada a tiempo para que aprenda, te quedas mirando la pared hasta que reflexiones sobre lo que hiciste, te comes todo lo que hay en el plato”, etc.

Mi sugerencia? Repensar nuestras crianzas desde un modelo más simétrico, en el cual consideremos los dos lados de la relación. Esto no es una cuestión de quien tiene más o menos derechos, sino de reconocernos como sujetos únicos y buscar una manera de funcionar nos resulta bien a todos.  No apuesto por una postergación total de nosotros los mapadres, pero tampoco por la anulación de ellos solo por el hecho de ser menores. Apuesto por el vínculo entre los dos como base para el desarrollo afectivo. Ese para mi debería ser el foco que cuidar y cultivar. Por una crianza más disfrutada!

Un abrazo,
Nico

 

 

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