Hablemos de los malabarismos que hay que hacer para intentar compatibilizar trabajo remunerado/desarrollo profesional, con crianza. Hablemos de la ilusión de la conciliación Yo de verdad que creo en la crianza consciente y con respeto mutuo, pero no creo que eso sea posible de exigir si no nos dan las garantías para tamaña labor. La crianza respetuosa simplemente no es posible sin red, sin sostén, sin sistema que nos de resguardos. La soledad es lo que abunda en esta generación. Solos ante un sistema que no nos protege. Vulnerables, viviendo la modernidad sin comunidad. Y en ese universo, las mujeres puérperas son (somos), mujeres en solitario atravesando el puerperio.
Entonces, vamos a terapia, porque estamos deprimidas y no porque queremos aprovechar esta etapa para irnos hacia adentro, y conocernos y trabajarnos desde un nuevo lugar. La llegada de un hijo, nos ayuda a tomar conciencia de la necesidad de contar con una comunidad, sin embargo, no se hace fácil encontrar espacios compartidos y co-construidos. El sistema nos sigue transmitiendo (tal vez implícitamente, tal vez no tanto), que finalmente cada una se las tiene que arreglar como pueda no más. Y no, no basta con la pareja. No bastan dos. No bastan ni por si acaso dos.
Al final, nuestro sistema familiar, en mayor o menor medida, quedará subordinado al sistema laboral. Las sala cunas funcionan desde las 7:30 am para que nuestra jornada de pega pueda partir bien tempranito. La LME habitualmente dura hasta los 6 meses, porque no contamos con un espacio mínimamente decente en nuestra oficina para extraernos leche. Las plazas se llenan recién desde las 6 am porque nuestras jornadas laborales son enormes y agotadoras. Que hasta que las cosas no cambien de manera estructural, seguiremos teniendo doble jornada de trabajo: laburando y criando, con y sin sueldo respectivamente. Y obvio, así claro que estamos reventados, crónicamente agotados, y con menos disposición para entablar redes. Y la bola de nieve sigue creciendo…
Un abrazo,
Nico