Expectativas al salir a comer con hijos

28/01/2021

..Salir a comer con hijos…. Creo que casi todas estarán de acuerdo conmigo en que es algo bien caótico, y a que al final, al menos a mi me ha pasado, que le he ido perdiendo el gusto a un panorama que antes me encantaba, porque ya no funciona con mi realidad familiar y porque, para qué andamos con cosas, el sistema ayuda poco y nada. Los niños en un restaurant casi siempre estorban… gritos, canciones muy fuertes, lápices que caen al piso, carreras por los pasillos, juegos con los cubiertos, y así. Al final, creo que casi todo es una cuestión de expectativas…
 
1) Asume que no vas a comer tranquila, sentada, disfrutando. No. Vas a comer rápido, te vas parar y te sentar veinte veces. Vas a hacer turno con los otros adultos con los que estás, y terminarás comiendo la comida bastante fría. Por esto, busca en lo posible salir con personas que sientas que pueden comprender y adaptarse a este escenario, sino puede ser muy molesto sentirnos exigidas a llevar un ritmo y una dinámica que es incompatible con tener hijos.
 
2) No pienses que por ir a un lugar nuevo lleno de estímulos interesantes, va a ser suficiente para que tu hijo se entretenga y esté medianamente tranquilo durante el tiempo que dura la salida. Los niños se emocionan con cosas nuevas, pero también se aburren y se desconcentran rápido. Llévale sus juguetes favoritos. Llévale libros. Canten canciones. Improvisa con las cosas que tengas a mano: (ayer el limón fue salvador para mi!). También es responsabilidad nuestra ayudarlos a pasarlo bien, para que nosotros podamos pasarlo bien. (Y obviamente hacernos la pregunta, ¿Qué significa para mí pasarlo bien en este momento de mi vida?).
 
3) Asume que la ciudad no está hecha para niños. Nuestra sociedad es bien poco niño friendly. Sería hermoso que así fuera, pero no esperes que  todos te reciban con una sonrisa en la cara cuando te vean llegar con coche, bolso, bolsa de juegos y niño en brazos. No esperes que todos le sonrían a tu hijo cuando vaya a explorar la mesa de al lado.

Si logramos trabajar en lo que esperamos de una salida a comer, imaginando un panorama más aterrizado a nuestra realidad actual, creo que tenemos gran parte del camino avanzado, porque podremos disfrutar del desastre, y no quedarnos pegadas en la frustración de no poder hacer las cosas como solíamos hacerlas antes. Sólo queda entonces, poner tu mejor cara de «ándate a la punta del cerro» cuando te miren con cara de culo porque tu hijo dio vuelta el agua, o porque se puso a llorar, o por lo que sea que haya hecho, porque tu, tu hijo y tu familia son ciudadanos igual que todos, y tienen los mismos derechos de participar de la vida cotidiana. Los niños vitalizan el entorno, nos sorprenden y nos entretienen y muchas veces a los adultos les hace falta eso, grandes dosis de niñez.

Un abrazo,
Nico

 

 

 

 

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