Probablemente muchas de las que me leen fantaseaban desde chicas con convertirse en madres, respondiendo a un deseo, a un mandato o a un poco de las dos, porque hace algunos años atrás (no tantos) no se hablaba de la opción de no tener hijos. A mi me pasaba que ya estando en una relación de pareja estable, en la cual la posibilidad de ser madre iba tomando cada vez más cuerpo, a ratos me sentía intranquila, porque no me sentía “guaguatera”, no me volvía loca cuando veía a una bebe en la plaza, y siendo honesta, hasta el día de hoy me sigue enterneciendo mucho más un cachorro perro que uno humano ¿Será que no tenía instinto materno? ¿Cuántas mujeres habrán por ahí haciéndose esta misma pregunta?
Primero que todo hay que aclarar que al hablar de instinto materno hay muchas interpretaciones dando vuelta. “Ella va a ser súper buena mamá porque siempre quiere tomar en brazos a cada bebe que ve” “Ella si que tiene instinto materno desarrollado porque ya va por el cuarto hijo” “Definitivamente no tengo instinto materno porque a veces me aburro de jugar con mi hijo” Etc, etc, etc.
La verdad es que la intuición materna se relaciona más bien con la acción de proteger, de cuidar y de no dañar a un bebe pequeño, indefenso, y que sin nuestros cuidados no sobreviviría. El instinto materno tiene que ver con que si vemos a un niño llorando solo porque se ha perdido en el supermercado probablemente nos acercaremos y nos quedaremos con él hasta que encontremos a sus mapadres. Porque buscamos cuidarlo. Es una cosa evolutiva. Por eso otros animales comparten este mismo impulso a cuidar a su especie. De hecho, las crías de mamíferos están perfectamente diseñadas para asegurar su supervivencia. Esos ojos grandotes en relación a la cara y esas pequeñas boquitas hacen que a los adultos a cargo, se nos ablande el corazón y queramos cuidarlos, cuidarlos y cuidarlos
El problema es que la sociedad en la que vivimos, alejada de nuestra naturaleza animal, ha depositado muchísimas expectativas en esto del instinto materno, lo que nos lleva muchas veces a sentirnos exigidas, culpables, y frustradas por no alcanzar el ideal que se espera de nosotras como madres. Nuevamente las malditas expectativas. Ni que hablar de los ideales de madres, esos que calzan bien con el patriarcado. Instinto materno no significa ser aquella madre postergada, que se dedica solo a la casa y a los niños, que le calienta un plato de comida al marido todos los días, y que le encanta vitrinear ofertas de electrodomésticos. Ni tampoco esa madre superheroína, que pareciera que su día tiene 30 horas, que trabaja en una súper empresa, que va a buscar a los niños al colegio, que los ayuda en las tareas, en las clases de piano, que cocina saludable y que además hace deporte. (aunque probablemente después se lo llora todo en la ducha o esta con un colon irritable del terror). No. La intuición materna exige conectarnos con una maternidad real, una maternidad que permita abrir espacio también para nuestras necesidades y nuestro autocuidado, porque necesitamos estar (medianamente bien) para cuidar a otro ser humano 24/7.
Así que si, si tienes instinto materno (bendita oxitocina!). Lo que pasa es que no basta no con eso. Ese es solo el principio. El resto de esta aventura de ser madres es una larga y permanente construcción, con intensión consciente, y con autoconocimiento, con amor y con mucha paz-ciencia.
Un abrazo, Nico