La pechuga y su viaje

06/07/2020

Hace unas semanas que estás tomando mucha menos pechuga. El mundo se ha vuelto tanto más interesante que la teta. Ahora también comes, con esa energía intensa que siempre te ha caracterizado. Ahora estás más ordenado, y ya sé que dos horas después de que te duermas me pides tu primera papa de la noche. Esa se ha convertido en mi alarma de decir ok, aquí se acaba mi día, y lo que quedó pendiente se hace al día siguiente.

Esa primera toma de la noche se ha vuelto un gran momento para mi. Porque te tomo adormilado y tranquilo, lo que de día es imposible, te acuno apretadito, te hago cariño en tu espaldita y piernas y te voy cambiando de teta en teta, como una danza, porque así te gusta tomar. Inquieto, siempre. Esa primera papa de la noche me emociona profundamente, porque veo tu carita bien de cerca, pequeña entre mis brazos pero a la vez cada día más grande, y pienso, cuánto más me quedará de esto, de ama-mantarte, de tenerte pegadito a mi, sosteniéndote firme a pesar de mi cansancio, de ayudarte a conciliar el sueño noche tras noche. Me emociono. Me emociono fuerte ❤️. Incluso a veces se me llenan los ojos de lágrimas. Pero de lágrimas simpáticas, de esas que te hacen sonreir ☺️. Me emociono y agradezco por estos casi 10 meses que llevamos de relación. Conociéndonos. Reconociéndonos. No sé cuánto tiempo más nos quede de lactancia, otra incerteza más en esto de maternar. Lo que sea que dure ha sido una experiencia alucinante, con sus desafíos, dolores y placeres.

Pero tranquilo mi Urito (y tranquila yo 😅), que aunque la teta en algún momento deje de funcionar, tu mamá siempre seguirá estando. Los besos y abrazos apretados no se acabarán, y juntos seguiremos descubriendo nuevas formas de encontrarnos, regalonearnos y disfrutarnos.

Un abrazo, Nico

i

Más Novedades