Hace unas semanas, mi hijo se lanzó al mundo del gateo. Ahora llega a todos los rincones de la casa, y cosa que se le cruza por su camino va directo a su boca. Estoy segura que deben haber muchas mamás en la misma que yo, y otras que pronto les tocará vivirlo. Es por eso que me me pareció necesario reflexionar sobre las ventajas de poder ofrecerle a nuestros niños un ambiente adecuado sobre todo cuando empiezan a moverse como locos.
Hay una formula que es básica: autonomía = libertad + limites. Es decir, si queremos que nuestros hijos puedan desarrollar su capacidad de ser autónomos debemos respetar su libertad, teniendo en cuenta sus habilidades y nivel de desarrollo. Para eso, obviamente necesitamos poner límites que los protejan y los hagan sentirse seguros para poder explorar tranquilamente (revisen mi post anterior sobre limites).
Pero… ¿Por qué es un aporte potenciar la autonomía de nuestros hijos? Porque un niño que confía en sus habilidades, podrá ir construyendo un criterio propio que le permita tomar sus propias decisiones respecto a un montón de cosas: con qué quiere jugar, hacia dónde se quiere mover, a quien si quiere saludar, etc. Es decir, desarrollar la capacidad autogestión (acompañada por un adulto en un primer momento). Cuando les ofrecemos a nuestros hijos AMBIENTES PREPARADOS, ambientes adaptados a sus necesidades, que les permitan explorar, moverse, jugar y ser de manera libre, les estamos diciendo algo así como: «Mi amor, me importas, pienso en ti, también eres parte de la familia y necesitas un espacio acorde a tu desarrollo». Es empatizar con ellos ❤️. Y eso aplica para todas las edades. En un ambiente preparado y seguro un niño puede jugar con libertad y autonomía. Y el juego le permite tener una experiencia entretenida, le ayuda a entrenar distintas habilidades propias de su desarrollo, le enseña cosas, y le permite equivocarse y darse cuenta que de los errores se aprende y que no pasa nada cuando nos equivocamos.
En la práctica, obviamente no voy a embalar toda mi casa porque tampoco quiero que vivamos sin muebles 😅. Pero si hay ciertas cosas que puedo modificar… tapar los enchufes, sacar la mesa de centro del living (que tenía unas esquinas peligrosísimas), dejar un espacio libre para que tenga una pista de gateo, dejar juguetes a su alcance y no escondidos en una caja, etc etc etc. Estoy segura que para ellos debe ser muy gratificante sentir que habitan de manera activa su casa. Y si bien hay que asumir que cuando empiezan a moverse más las caídas se vuelven parte de la minuta diaria, tampoco es la idea que sintamos (y por ende transmitamos) que nuestro hijo es un peligro al volante y que tenemos que estar todo el santo día asustadas, detrás de ellos, fiscalizándolos.
Un abrazo,
Nico .