Parece que estoy dejando el puerperio atrás, se me está diluyendo el recuerdo de aquellos días y meses viviendo en el caos, con un cansancio extremo, con pijamas manchados de leche, sintiéndome como una montaña rusa de emociones. Me está costando recordar con la misma intensidad de antes, cómo era el maldito dolor al amamantar con mis pezones agrietados, cómo era seguir funcionando luego de haberme despertado 10 veces por la noche, como era mi guagua chiquitita, apoyada en mi pecho calentita, esas cacas amarillas sin olor, como era estar porteando día y noche, amamantando día y noche… como eran tantas sensaciones y experiencias que en ese momento inundaban mi vida, y que ahora siento que se me están escapando de la memoria.
Y aquí estoy, muuuchos días después de los supuestos y ridículos 40 días de cuarentena, dándome cuenta que mi mente vuelve a abrirse a otros intereses que tienen que ver conmigo. Conmigo como mujer, no solo como madre de Uri. Me compré una bolsa de género para pintar. Estoy volviendo a hacer un poco de deporte. Busco más instancias para ver a mis amigas sin hijos.
Siento a mi hijo mucho más grande, más niño, más autónomo y capaz de tolerar estar mayor cantidad de horas al día sin su papá o sin mi. Me siento a mi más grande, más puesta, renovada, volando fuera de mi capullo, y siendo capaz de tolerar estar más horas al día sin mi hijo. Desteté. Uri está durmiendo bien. Es como que dos aspectos centrales del puerperio (sueño y lactancia) han cambiando radicalmente en las últimas semanas.
Supongo que es necesario que la intensidad emocional del recuerdo se atenúe para poder seguir transitando en este camino de maternar. No quiero perder mis memorias de una etapa tan única, compleja, de transformación, crecimiento y aprendizaje. Pero por otro lado, estoy feliz, de sentir que se vienen nuevas etapas.
Que no te digan que ya es momento de sacarte el pijama. De volver al trabajo. De dejar de comer por las noches. De dejar de llorar de vez en cuando. Tú sabrás cuando llegue el momento en que tu parte puérpera dejará de tener tanto protagonismo…
Un abrazo,
Nico