Mi abuela materna falleció hace ya casi 4 años. Sin mucho aviso. Así de forma intensa, como era ella. Estos días de mucha revuelta, de transformación y de sacar la voz, me han hecho pensar mucho en ella.
Mi abuela tenía una bipolaridad de tomo y lomo, y en los últimos años a mi pesar, el foco estaba solo puesto ahí. Hoy con el paso de los años, me he ido distanciando de esa parte suya que era difícil y cansadora, encontrando espacio para reconectar con otras características suyas. Era un mujer guerrera, sin pelos en la lengua. Dicen que tuvo sus 4 partos sin anestesia. Inteligente a más no poder. Los libros repleataban los estantes de su casa, estudió dos carreras (química y farmacia y medicina) con 4 cabros chicos dando vuelta y trabajó muchos años en el servicio público. La recuerdo muy femenina, preocupada de su piel, de su pelo, bonita y polola hasta sus últimos años. En sus días buenos, era tan simpática y con cuento!! Y obvio, era una enamorada de Ricardo Lagos.
Que ganas de tenerla hoy aquí, de irme a tomar un cafecito con ella, de tomarle la mano y hablar y hablar de todo eso que no le pregunté y que nunca sabré… Pero bueno, hoy estoy aquí dando la pelea en su memoria, y estoy segura que estaría orgullosa de mi y de todo lo que esta pasando en su país. Y estoy segura que Uri sería su bisnieto favorito y le compraría un mall entero en sus momentos de locura.
Que importante es conectar con nuestros linajes femeninos. Mientras más conscientes seamos del lugar de donde venimos, y lo que queremos hacer con eso, más power, sanas e integradas podrán ser nuestras formas de maternar y criar.
Un abrazo y un beso a cielo para mi Babi Sabina.
